miércoles, 15 de mayo de 2019

Como Tú, San Isidro Labrador

Queremos  un día luminoso para  buscar la luz del cielo
Una  tierra firme y bien dispuesta en  la que sembrar un futuro mejor.
¿Nos  ayudarás en el surco, amigo? Préstanos  tu arado;
Bien  sabemos que, por ser de tal amo,
a  la fuerza ha de ahondar regueros divinos
Déjanos  tu calzado; Bien  sabemos que, por calzar la humildad,
hemos  de llegar hasta el final del tajo.
Como Tú, San Isidro, con  los dos ojos labraremos la tierra:
Con  uno mirando al cielo, para  que Dios bendiga nuestro esfuerzo,
y  con el otro, en la zanja, para  que no nos falte el alimento.
Ayúdanos,  San Isidro, a  empujar con aliento divino
el arado sobre el duro suelo.
Hoy,  como nunca, amigo labriego, necesitamos  de tus manos
para  saber guiar el timón de nuestra fe, de nuestro ser, vivir y trabajar.
Te  pedimos que, ante Dios, hagas  presente la oración
de  este pueblo que, con espigas en sus manos,
oraciones  en sus labios, con  cestas de mimbres rebosando frutos,
vinos  generosos o miel silvestre o  pan recién sacado del horno
ama  a Dios sobre todas las cosas
y  proclama con la fe de nuestros padres:
¡Bendito  sea el Señor que  nos da la tierra
que nos devuelve el  ciento por uno
cuando  se la trata con mano  humana y abono divino. Amén.

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