El caballo más famoso de la antigüedad se
llamaba Bucéfalo. ¿Por qué fue famoso? Porque era el caballo de Alejandro
Magno.
Cuenta la historia que cuando Alejandro
Magno tenía trece años, le regalaron este caballo. Bucéfalo era hermoso. Pero
este lindo caballo era tan indomable que nadie lo podía montar, ni siquiera el
padre de Alejandro, que era un gran jinete.
El niño Alejandro estaba seguro de que
podía domar a Bucéfalo y rogó a su papá que le permitiera intentarlo.
Alejandro se había dado cuenta de que el caballo tenía miedo de su propia
sombra, así que lo puso mirando al Sol y lo acarició hablándole con
voz tranquila, hasta que Bucéfalo se acostumbrara a su voz.
Después se montó sobre él e hizo que
corriera hacia el campo hasta que el caballo se cansó por sí solo. Entonces
Bucéfalo ya sabía quien su amo, que lo había domado sin necesidad
de látigos ni espuelas.
Por eso sirvió a Alejandro en muchas
batallas. Años después, Bucéfalo murió y Alejandro, que para entonces ya era
un gran conquistador, le dio un entierro real y en su honor le puso el nombre a una ciudad: Alejandría Bucéfala.
Alejandro Magno domó a Bucéfalo gracias a
la paciencia, la ternura y la inteligencia que demostró con su caballo.
Así como actuó este joven con su caballo,
debemos ser nosotros en nuestro trato con los demás:
1º- seamos comprensivos siempre con todos.
Tratémoslos con bondad, pongámonos en su lugar.
2º- seamos pacientes, y no esperemos
resultados inmediatos, sino con el tiempo y la constancia.
Si sigues estos dos pasos veras que los demás
te tratan de la misma forma en que tú los tratas a ellos.
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