jueves, 19 de diciembre de 2019

Los zapatos y el campesino


Un estudiante salió a caminar con un maestro al que consideraba su amigo. De pronto, vieron en el camino un par de zapatos viejos y pensaron que eran de un anciano que trabajaba en el campo de al lado. El alumno le dijo al profesor:
- Hagámosle una broma; escondamos sus zapatos detrás de los arbustos para ver su cara.
Pero el maestro le dijo:
- No debemos divertirnos a costa de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos escondemos para ver su reacción.
Eso hizo y se ocultaron. El hombre pobre terminó de trabajar y fue por su abrigo y sus zapatos. Al ponerse el abrigo, metió su pie en un zapato, pero sintió algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró una moneda, sorprendido, se preguntó qué es lo que habría pasado. Miró a su alrededor y no veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato, donde encontró otra moneda.
Sus sentimientos lo hicieron caer de rodillas. Levantó la vista al cielo y comenzó a agradecer en voz alta. Habló de su esposa enferma y de sus hijos que no tenían pan, pero que ahora, gracias a una mano desconocida no morirían de hambre.
El estudiante comenzó a llorar y el maestro le preguntó:
- ¿No estás más complacido que si le hubiera hecho la broma?
El joven respondió:
- Me ha enseñado una lección que jamás olvidaré; ahora sé que es mejor dar que recibir.

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