sábado, 21 de diciembre de 2019

Canciones de la Virgen que espera la Navidad-1

 José Luis Martín Descalzo 

CANCIÓN PRIMERA
¡Y qué cortos y qué largos se hicieron los nueve meses!
Cortos para mi cabeza, para el corazón, muy breves.
Estaba dentro de mí y aunque a Él no le sentía,
sentía cómo mi sangre al rozarle sonreía.
Nadie notó en Nazaret lo que estaba sucediendo:
que teníamos dos cielos, uno arriba, otro creciendo.
¿Dios está en el cielo? ¿El cielo está en Dios?
y yo por los montes llevando a los dos.
Si estaba hecho de carne ¿era carne de cristal?
y yo pisaba con miedo, no se me fuera a quebrar.
Cuando yo respiraba respiraba Él;
cuando yo bebía, bebía también
el autor del aire, del agua y la sed.
¿Y cómo podría ser Dios tan sencillo
si dentro de mí pesaba
poco más que un cantarillo?
Yo acariciaba mi seno para tocarle,
porque Él estaba allí al tiempo que en todas partes
¡Qué envidia me tuvo el cielo durante los nueve meses!
Él albergó al Dios eterno. Yo tenía al Dios creciente.

CANCIÓN SEGUNDA
¡Qué fácil le fue todo al buen Gabriel!
Vino, dio su mensaje y se fue.
Se fue sin aclararme nada de nada,
y dejó mil preguntas en mis entrañas.
¿Y quién me las responde si miro al cielo?
¿Este Dios sordomudo que llevo dentro?
¡Qué fácil le fue todo al buen Gabriel!
Dijo que es Dios y es hombre,
dijo que es hijo y rey...
«y en lo demás, Señora, use la fe».
Las jugarretas de Dios
no hay nadie que las iguale:
Él es mi padre y mi hijo,
yo soy su hija y su madre.
Todos en la sinagoga clamaban por el Mesías
y a mí me crecía dentro y sólo yo lo sabía.
Si yo no hubiera podido engendrar sin ser mujer,
¿por qué los hombres desprecian
lo más que se puede ser?
Los niños de Nazaret corren y saltan conmigo:
son como abejas que buscan miel en el rosal florido.
Cuando yo me alimento, Dios de mi vida,
¿sostengo yo tu sangre o Tú la mía?
Cuando miro en la fuente el agua clara,
pienso que son tus ojos que se adelantan.

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