miércoles, 4 de mayo de 2022

Encarnación

    Ignacio Iglesias, sj

A mi medida.
¡Tan débil como yo, tan pobre y solo!
Tan cansado, Señor, y tan dolido del dolor de los hombres!
Tan hambriento del querer de tu Padre
y tan sediento, Señor, de que te beban...
Tu, que eres la fuerza y la verdad, la vida y el camino;
y hablas el lenguaje de todo lo que existe, de todos lo que somos.
Sacias la sed, la nuestra y la del campo,
sentado junto al pozo de los hombres.
Arrimas tu hombro cansado a mi cansancio
y me alargas la mano cuando la fe vacila y siento que me hundo.
Tu, que aprendes lo que sabes,
y aprendes a llorar y a reír como nosotros
Tu, Dios, Tu, hombre, Tu, mujer, Tu, anciano,
Tu, niño y joven, Tu, siervo voluntario,
siervo último, siervo de todos...
Tu, nuestro. Tu, nosotros!

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