martes, 30 de julio de 2024

¡Cuidado con el carbón!

Un día, Pablito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto. Su padre lo llamó y Pablito lo siguió, diciendo enfadado:
- Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Carlitos no debió hacer lo que hizo conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo!…
Su padre, un hombre sencillo, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien continuaba diciendo:
- Imagínate que el estúpido de Carlitos me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso! Me gustaría que él enfermara y no pudiera ir más a la escuela.
El padre seguía escuchando y fue al garaje de la casa, cogió un saco lleno de carbón y lo llevó hasta una esquina del jardín y le propuso:
- ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Carlitos y cada pedazo de carbón que hay en este saco es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después volveré para ver cómo ha quedado.
El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones, pero como el tendedor estaba lejos, pocos acertaron la camisa. Cuando el padre regresó, le preguntó:
- Hijo, ¿qué tal te sientes?
- Cansado, pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.
El padre tomó al niño de la mano y le dijo:
- Ven conmigo quiero mostrarte algo.
Lo colocó frente a un espejo que le permitió ver todo su cuerpo…
¡Qué susto! Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:
- Hijo, como pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es comparable a lo sucio que has quedado tú. El mal que deseamos a otros se nos vuelve multiplicado en nosotros. Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre quedan en nosotros mismos.

Ten mucho cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en palabras.
Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones.
Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos.
Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá tu destino.



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