sábado, 20 de julio de 2024

Ni el vuelo de una mosca

El conferenciante leía su disertación. Un público atento seguía sus palabras, guardando un silencio total.
En eso una mosca entró volando por la sala. El conferenciante detuvo la lectura. La gente, molesta, empezó a perseguir a la mosca por el salón. Con periódicos los señores, las señoras con abanicos y pañuelos, todos corrían tras la mosca para darle caza. Se formó tal barahúnda que ya no se oía ni el vuelo de la mosca.
Al fin la mosca salió por una ventana abierta, y ya no se oyó más. Pero el orador no pudo seguir: había perdido la concentración. Todos atribuyeron eso al vuelo de la mosca, pero la verdad es que su desconcierto lo originó la barahúnda. En el salón ya no se oyó el vuelo de una mosca, pero tampoco la voz del conferencista se pudo escuchar ya.

De esta historia saco una conclusión: que el vuelo de una mosca no interrumpa tu tarea.

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