domingo, 21 de septiembre de 2025

El "poder" de la oración

Érase una vez un hombre muy rico que rezaba todos los días con su familia para que Dios solucionara los problemas de sus amigos misioneros.
Un día cuando terminó su oración su hijo más pequeño le dijo:
— “Papá, me gusta tu oración por los misioneros”.
El padre satisfecho le dijo: Hijo, me agrada mucho que te guste”.
A lo que el muchacho le replicó:
— Si yo fuera dueño del dinero que tienes en el banco ya habría respondido a la mitad de tus oraciones.

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