miércoles, 13 de diciembre de 2017

El bordado de Dios

Cuando yo era pequeño, mi madre solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando. Yo observaba el trabajo de mi madre desde abajo, por eso siempre me quejaba diciéndole que solo veía hilos feos y desordenados.  Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía:
- Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde arriba.
Me preguntaba por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba. Más tarde escuchaba la voz de mamá diciéndome:
- Hijo, ven y siéntate en mi regazo.
Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello paisaje en el bordado.  No podía creerlo; desde abajo solo veía hilos enredados.  Entonces mi madre me decía:
- Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba. Yo tenía un hermoso diseño. Ahora míralo desde mi posición, qué bello es y qué bien han quedado todos los hilos de distintos colores.
Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho:
- “Padre, ¿qué estás haciendo?”.  
Él responde: “Estoy bordando tu vida.”  
Entonces yo le replico: “Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros, ¿por qué no son más brillantes?”
El Padre parecía decirme:
- Mi niño, ocúpate de tu trabajo y confía en mi; un día te traeré al cielo y te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces comprenderás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario