lunes, 26 de marzo de 2018

Yo pecador

     Ignacio Iglesias, sj

¡Señor! Cuando me encierro en mí,
no existe nada: ni tu cielo y tus montes, tus vientos y tus mares;
ni tu sol, ni la lluvia de estrellas.
Ni existen los demás ni existes Tu, ni existo yo.
A fuerza de pensarme, me destruyo.
Y una oscura soledad me envuelve,
y no veo nada y no oigo nada.
Cúrame, Señor, cúrame por dentro,
como a los ciegos, mudos y leprosos, que te presentaban.
Yo me presento. Cúrame el corazón, de donde sale,
lo que otros padecen y donde llevo mudo y reprimido
El amor tuyo, que les debo.
Despiértame, Señor, de este coma profundo,
que es amarme por encima de todo.
Que yo vuelva a ver a verte, a verles, a ver tus cosas
a ver tu vida, a ver tus hijos....
Y que empiece a hablar,  como los niños, -balbuceando-,
las dos palabras más redondas de la vida: ¡PADRE NUESTRO!

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