El estómago,
los pies y la boca discutían con acaloramiento la importancia de cada uno y sobre
su fuerza. Los pies repetían a cada momento que, gracias a ellos, el estómago
podía moverse y desplazarse; si ellos se negaran, ¿qué iba a hacer el estómago?
Y el estómago
respondía:
- "Amigos
míos aunque eso sea cierto, si yo no os diera alimento, no me podrías llevar ni
hacer nada".
Y los dos, pies
y estómago, uno detrás de otro, se dirigen a la boca y le dicen:
- "Y tú,
si no hablas, ¿para qué sirves? No dirás que por que a la palabra se le dé
mucha importancia, ya por eso lo eres tú, y más que nosotros"
La boca, al
sentirse interpelada y casi despreciada de esta manera dijo:
- "Como se
ve que no tenéis vista. Si yo no dejara pasar la comida, ninguno valíais para
nada".
La cabeza, que
no quería intervenir, al ver la discusión, cada vez más acalorada, les dijo a
los tres:
- "Cómo se
ve que no tenéis cabeza. Los tres sois igual de importantes. Los tres dependéis
de los otros dos. Cuanto mejor funcionéis cada uno, mejor irá todo. Hasta yo dependo
de vosotros. Y me encanta depender así. Cuanto más convencida esté de que os necesito
y todos nos necesitamos mutuamente, más importante soy, más cabeza tengo. Y cuanto
más cabeza tenga, más valorare a cada uno".
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