miércoles, 25 de mayo de 2022

María, Madre a querer y admirar

De Santa Ana y San Joaquín nació, del cielo, una estrella,
una preciosa niñita, como una blanca azucena,
vestida con luz de Sol, rondada por luna llena.
Sus ojos recién abiertos tienen mirada serena,
contemplan el infinito desde su cuna-saleta;
ojos misericordiosos que piadosamente rezan
por los seres pecadores que su intercesión esperan.
En su boca una sonrisa anuncia la primavera,
en sus labios entreabiertos 'fiat' de amor aletea.
En silenciosa oración su arrullo a la Altura llega,
es 'magníficat' del alma, la oblación a la Grandeza
Sus inocentes manitas, de misericordia llenas,
ofrecerán el Rosario para alcanzar, con sus perlas,
la mansión predestinada por su amable providencia.
Será su vientre el grial que albergará la Belleza,
futuro de salvación que en un cuerpo de hombre llega.
Niña Pura, Inmaculada, Niña de Dios, Niña buena,
Niña de Gracia Divina, que Dios regala a la tierra;
y será corredentora, abogada y madre nuestra.
Esta niña pequeñita, bella y celestial princesa,
será, por su abnegación, Reina de cielos y tierra.
Ella es hija de Dios Padre, del Hijo madre perfecta,
del Espíritu es la esposa y en la Trinidad se alberga.
Por su humana lealtad, por su honestidad sin tregua
y por su perpetuo amor ¡bienaventurada sea!

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