viernes, 21 de octubre de 2022

La lengua

Esopo, considerado el padre de la fábula, era un esclavo que vivió en el siglo V a. C.
Su amo, Xantus, le ordenó ir al mercado y le trajese el mejor alimento que encontrara para agasajar a sus invitados. Esopo compró solo lengua y la hizo aderezar de diferentes modos. Los convidados se hartaron de comer lo que saborearon como un manjar.
Cuando quedó solo, Xantus le preguntó qué era eso tan delicioso.
— Me pediste lo mejor -dijo Esopo- y traje lengua. La lengua es el fundamento de la filosofía y de la ciencia, el órgano de la verdad y la razón. Con la lengua se instruye, se construyen ciudades y civilizaciones, se persuade y se dialoga. Con la lengua se canta, se reza y se declara el amor y la paz. ¿Qué otra cosa puede haber mejor que la lengua?
Pocos días después, Xantus le dijo que llegarían unos visitantes desagradables a los que debería atender por protocolo, pero quería manifestarles su disgusto sirviéndoles una mala comida.
— Trae del mercado lo peor que encuentres -le pidió.
Esopo trajo lengua y la hizo preparar con un sabor tan desagradable que repugnó a los comensales.
— ¿Qué porquería es esa que serviste? -le preguntó Xantus.
— Lengua -contestó Esopo-. La lengua es la madre de todos los pleitos y discusiones, el origen de las separaciones y las guerras. Con la lengua se miente, se calumnia, se insulta, se rompen las amistades. Es el órgano de la blasfemia y la impiedad. No hay nada peor que la lengua.
La lengua es un arma de doble filo.

"El hombre, tan indefenso por naturaleza, no tiene colmillos, no tiene garras, no escupe fuego, pero tiene el don del lenguaje, y una lengua puede ser tan suave como la miel y tan afilada como un puñal".

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