domingo, 16 de octubre de 2022

Un lugar en el bosque

             Jorge Bucay (cuento jasídico)

Baal Shem Tov era muy conocido dentro de su comunidad judía porque todos decían que era un hombre tan piadoso, tan bondadoso y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba.
Se había hecho una tradición en este pueblo: Todos los que tenían un deseo insatisfecho necesitaban algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino.
Baal Shem Tov se reunía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Y los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía en medio del bosque.
Y una vez allí, cuenta la leyenda, que Baal Shem Tov colocaba con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba después una oración en voz muy baja… como si fuera para él mismo.
Y dicen… Que a Dios le gustaba tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, le fascinaba tanto el fuego colocado de esa manera, le encantaba la reunión de gente en ese lugar del bosque… que no podía resistirse a las peticiones de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban.
Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo… Pero conocían el lugar en el bosque. Sabían como preparar el fuego.
Una vez por año, siguiendo la tradición que Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar del bosque, encendían el fuego de la manera que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o solo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.
Y dicen… Que a Dios le gustaba tanto el fuego encendido, le gustaba tanto ese lugar en el bosque y esa gente reunida… que aunque nadie decía las palabras adecuadas, concedía los deseos a todos los que allí estaban.
El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo…
Y aquí estamos nosotros. Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque. No sabemos cuáles son las palabras… Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego de la manera en que Baal Shem Tov lo hacía…
Sin embargo hay algo que sí sabemos: sabemos esta historia, sabemos este cuento…
Y dicen… Que a Dios le encanta tanto este cuento… le gusta tanto esta historia… Que basta que alguien la cuente… Y que alguien la escuche… Para que él, complacido, satisfaga cualquier necesidad. Y conceda cualquier deseo a todos los que están compartiendo este momento…

No hay comentarios:

Publicar un comentario