martes, 6 de diciembre de 2022

Pato o águila... tú decides

Rodrigo estaba haciendo fila para ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chófer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones bien planchados, el taxista salió del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi. Le alcanzó un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chófer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.
Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Llevar a mis clientes a su destino de la manera más rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amistoso”.
Rodrigo quedó impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡impecable!
Mientras se colocaba el cinturón Willy le dijo, “Le gustaría un café? Tengo unos termos con café normal y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo una nevara con refrescos de Cola normal y ‘0’, agua y zumo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomaré la Cola ‘0’.
Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el periódico de hoy y algunas revistas…”
Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenía puesto el aire acondicionado y preguntó si la temperatura estaba bien para él.
Luego le informó de la mejor ruta a su destino a esa hora del día. También le dijo que estaría contento de conversar con él o, si prefería lo dejaría permanecería en silencio.
- “¿Dime Willy, -le preguntó asombrado Rodrigo- siempre has atendido a tus clientes así?”
Willy sonrió a través del espejo retrovisor.
- “No, no siempre. De hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primeros cinco años conduciendo los dedique a quejarme igual que el resto de los taxistas. Un día escuché en la radio a un sabio hablar del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro titulado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que, si tú te levantas por la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, rara vez no sería así. El decía: Deja de quejarte. Sé diferente de tu competencia. No seas un pato. Sé un águila. Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.
- “Esto me llegó hasta dentro, dijo Willy, eso era para mí. Me pasaba el tiempo quejándome, así que decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amistosos y los clientes no estaban contentos. Y decidí hacer algunos cambios. Uno para empezar. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.
- “Se nota que con los cambios te ha ido bien”, le dijo Rodrigo.
- “Si, seguro que sí”, le dijo Willy, mi primer año de águila duplique mis ingresos respecto al año anterior. Este año posiblemente los cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Habitualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes me reservan a través de mi móvil o dejan mensajes en el contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista águila de confianza para que haga el servicio”.
Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.
Esta historia la he contado a muchos taxistas, y solamente dos lo pusieron en práctica. Cuando voy a su ciudad, los llamo a ellos. Los demás taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugiero.
Willy el taxista, tomó otra decisión: quiso dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.

No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, un servidor público, ejecutivo, empleado o profesional, ¿Cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?
Recuerda: es tú decisión y cada vez tienes menos tiempo para tomarla.

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