viernes, 26 de mayo de 2023

Los puercoespines

En las profundidades de un gran bosque había un magnífico río cuyas aguas se vestían de los colores del arcoíris por los penetrantes rayos del sol. Cerca de allí vivía un puercoespín llamado Enzo que tenía una linda casita dentro del hueco de un viejo árbol.
Todos los días salía a divertirse trepando velozmente por los árboles. Le gustaba cuidar su salud y coleccionaba hojitas de plantas medicinales para curarse de cualquier tipo de enfermedad haciendo ricas infusiones.
Un día, en el bosque, mientras daba un paseo, comenzaron a caer numerosos copos de nieve anunciando la llegada del invierno. Enzo corrió y buscó refugio en su casita.
Los demás puercoespines al ver que el frío iba en aumento decidieron juntarse en una misma madriguera para mantener el calor.
Al percatarse de que Enzo no estaba en el grupo decidieron ir a su casita a invitarle a unirse al grupo; pero Enzo les dijo que no iba juntarse con ellos porque no quería que lo pincharan con sus púas y espinas.
Los demás puercoespines se marcharon del lugar y permanecieron juntos dentro de una misma madriguera manteniendo el calor.
Al día siguiente, muy preocupados, decidieron volver a la casita de Enzo y lo encontraron casi muerto de frío. Al verlo temblando y poder moverse por el frío decidieron llevárselo con ellos. Al llegar a la madriguera comenzaron a juntarse alrededor de Enzo para darle calor.
En ese instante Enzo comenzó a sentir el dolor de las púas y las espinas y pensó: ¡Prefiero sentir el dolor de estar cerca de los demás y no morir de frío en la soledad!

ENSEÑANZA: La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en la que cada uno aprende a convivir, aceptando los defectos de los demás y disfrutando de sus cualidades.

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