Se encontraba una familia pasando el día en la playa. Los niños estaban haciendo castillos de arena junto al agua cuando, a lo lejos, apareció una anciana, iba despeinada y sus vestidos estaban sucios y harapientos, que recogía cosas del suelo y las introducía en una bolsa, mientras se hablaba sola.
Los padres llamaron junto a sí a los niños y les dijeron que no se acercaran a la anciana. Cuando ésta pasó junto a ellos, inclinándose una y otra vez recogiendo cosas del suelo, dirigió una sonrisa a la familia. Pero no le devolvieron el saludo.
Unas semanas más tarde leyeron la noticia: aquella la anciana llevaba toda su vida limpiando la playa de cristales y objetos peligrosos para que los niños no se hirieran los pies.
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