Cantamos, Señor, alegres siempre en nuestro camino, pues tú eres la vida.
Cantamos danzando, abriendo las manos, sintiendo tu vida pasar por la nuestra.
Cantamos, Señor, al Dios hecho hombre cercano a los pobres, abierto siempre.
Ahora, Señor, queremos unir nuestras voces a las de toda la creación
para decirle al mundo que tú eres maravilloso.
Cantamos, Señor, al Dios de la vida, más joven que la juventud,
y bailamos en tu nombre, pues tú eres la fiesta que nunca se acaba.
Encontrarte a ti es un cántico nuevo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario