martes, 24 de junio de 2025

Himno a san Juan Bautista

 

Profeta de soledades, labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras y para gritar verdades.
Desde el vientre escogido, fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo la presencia del Verbo.
El desierto encendido fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas y encender los senderos.
Cuerpo de duro roble, alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas y un jubón de camello.
No fuiste, Juan, la caña tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente tu palabra de acero.
En el Jordán lavaste al más puro Cordero,
que apacienta entre lirios y duerme en los almendros.
En tu figura austera se esperanzó tu pueblo:
para una raza nueva abriste cielos nuevos.
Sacudiste el azote ante el poder soberbio;
y, ante el Sol que nacía, se apagó tu lucero.
Por fin, en un banquete y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre santificó el desierto.
Profeta de soledades, labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras y para gritar verdades. Amén.

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