viernes, 8 de febrero de 2019

Un gran jugador


                     Historias de Luz y Sabiduría

Un muchacho vivía sólo con su padre. Ambos tenían una relación extraordinaria y muy especial. El joven pertenecía al equipo de fútbol americano de su colegio. Por lo general no tenía la oportunidad de jugar casi nunca. Sin embargo su padre permanecía siempre en las gradas haciéndole compañía.
El joven era el más bajo de la clase cuando comenzó la secundaria e insistía en participar en el equipo de fútbol del colegio. Su padre siempre le orientaba y le explicaba claramente que "él no tenía que jugar fútbol si no lo deseaba en realidad". Pero el joven amaba el fútbol, no faltaba a un entrenamiento ni a un partido, estaba decidido a dar lo mejor de sí, ¡se sentía felizmente comprometido con el deporte!
Durante su vida en secundaria, lo recordaron como el "calentador de banquillo", debido a que siempre permanecía sentado. Su padre, con su espíritu de luchador, siempre estaba en las gradas, haciéndole compañía, palabras de aliento y el mejor apoyo que hijo alguno podría esperar.
Cuando comenzó la Universidad, intentó entrar al equipo de fútbol; todos estaban seguros que no lo lograría. Contra todos los pronósticos, entró al equipo. El entrenador le dio la noticia, admitiendo que lo había aceptado viendo como entregaba su corazón y su alma en cada entrenamiento y al mismo tiempo trasmitía a los demás miembros del equipo entusiasmo y energía.
La noticia llenó por completo su corazón; entonces, corrió al teléfono más cercano y llamó a su padre, quien compartió con él la emoción. El hijo enviaba al padre cada temporada todas las entradas para que asistiera a los juegos de la Universidad.
El joven atleta era muy persistente, nunca faltó a un entrenamiento ni a un partido durante los 4 años de la Universidad, ¡y eso que nunca tuvo la posibilidad de salir en ningún partido!
Era el final de la temporada, y justo unos minutos antes que comenzara el primer partido de las eliminatorias, el entrenador le entregó un telegrama. El joven lo leyó y casi murió en el silencio... Tragó saliva y, temblando, le dijo al entrenador:
- "Mi padre murió esta mañana, ¿Hay algún problema si hoy falto al partido?".
El entrenador le abrazó y le dijo "Toma el resto de la semana libre, hijo. Y no se te ocurra venir el sábado".
Llegó el sábado, y el partido no estaba muy bien. En el tercer cuarto, cuando el equipo tenía 10 puntos de desventaja, el joven entró al vestuario y calladamente se colocó el uniforme y corrió hacia donde estaba el entrenador y su equipo, quienes estaban impresionados de ver a su compañero de regreso.
- "Entrenador por favor, permítame jugar... Yo tengo que jugar hoy", imploró el joven.
El entrenador hizo como si no lo escuchara. No podía permitir que su peor jugador entrara en el cierre de las eliminatorias. Pero el joven insistió tanto, que finalmente el entrenador sintiendo lástima lo aceptó:
- "Bueno hijo, puedes entrar, el campo es todo tuyo".
Minutos después el entrenador, el equipo y el público, no podían creer lo que estaban viendo. El pequeño desconocido, que nunca había participado en un partido, estaba haciendo todo brillantemente, nadie podía detenerlo en el campo, corría fácilmente como toda una estrella.
Su equipo comenzó a ganar, hasta que empató el juego. En los segundos finales el muchacho interceptó un pase y corrió todo el campo hasta ganar un juego. La gente que estaba en las gradas gritaba emocionadas, y su equipo lo llevó a hombros por todo el campo.
Finalmente, cuando todo terminó, el entrenador notó que el joven estaba sentado calladamente y sólo en una esquina, se acercó y le dijo:
- "Muchacho, ¡no puedo creerlo!, ¡estuviste fantástico! Dime... ¿cómo lo lograste?
El joven miró al entrenador y le dijo:
- "Usted sabe que mi padre murió... pero ¿sabía que mi padre era ciego?
El joven hizo una pausa y trató de sonreír...
- "Mi padre asistió a todos mis partidos, pero hoy era la primera vez que él podía verme jugar. Y yo quise demostrarle que sí podía hacerlo".

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