domingo, 28 de julio de 2019

Parábola judía


 Cuenta una antigua alegoría judía, que una vez un hombre muy rico fue a pedirle un consejo a un sabio rabino, pues, aún con sus riquezas, no conseguía el aprecio de la gente de su ciudad.
El rabino agarró su mano, lo acercó a la ventana y le dijo
- "Mira"
El rico miró por la ventana a la calle.
- "¿Qué ves?", le preguntó el rabino
- "Veo gente", respondió el hombre
El rabino volvió a coger su mano y lo llevó ante un espejo y le dijo:
- "¿Qué ves ahora?"
- "Ahora me veo yo", respondió el rico.
- "¿Entiendes? En la ventana hay cristal y en el espejo hay cristal. Pero el cristal del espejo tiene un poco de plata. Y cuando hay un poco de plata uno deja de ver gente y comienza a verse solo a sí mismo".

¿Qué?, ¿cómo van nuestros espejos? ¿Nos vemos sólo a nosotros”? Yo creo que este cuento se puede aplicar no sólo al hecho de tener dinero, sino al hecho de tener dones y no compartirlos, no compartir nuestra alegría, nuestros sentimientos, nuestra sonrisa, nuestros abrazos... Creo que hoy el dicho Franciscano: “El que no da lo que tiene... lo pierde”, se podría ampliar a algo así: “El que no da lo que tiene... sólo se ve a sí mismo”

No hay comentarios:

Publicar un comentario