-
Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado, aunque no tengo ni una
sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder seguir
caminando.
El
zapatero le respondió:
-
Yo soy muy pobre y ya estoy cansado de que todo el mundo viene a pedir y nadie
viene a dar!
El
Señor le contestó:
-
Yo puedo darte lo que tú quieras.
El
zapatero le preguntó:
-
¿Dinero inclusive?
El
Señor le respondió:
-
Yo puedo darte 10 millones de dólares, pero a cambio de tus piernas.
-
¿Para qué quiero yo 10 millones de dólares si no voy a poder caminar, bailar,
moverme libremente?”, dijo el zapatero.
Entonces
el Señor replicó:
-
Está bien, te podría dar 100 millones de dólares, a cambio de tus brazos.
El
zapatero le contesto:
-
¿Para qué quiero yo 100 millones de dólares si no voy a poder comer solo, trabajar,
jugar con mis hijos, etc.?
Entonces
el Señor le dijo:
-
En ese caso, yo te puedo dar 1.000 millones de dólares a cambio de tus ojos.
El
zapatero respondió asustado:
-
¿Para qué me sirven 1.000 millones de dólares si no voy a poder ver el amanecer,
ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?
Entonces
el Señor le dijo:
-
¡Ah, hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta!
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