martes, 27 de octubre de 2020

Las murmuraciones: la gallina desplumada

Había entre las penitentes de san Felipe Neri una mujer muy dada a la murmuración que no lograba enmendarse de este pésimo hábito.
El Padre Felipe más de una vez la había amonestado por el mal que causaba, pero visto que todo era en vano, decidió un día cortar por lo sano.
Después de haberla escuchado una vez más en confesión, le preguntó:
– ¿Cae usted, frecuentemente, en este pecado?
– ¡Siempre, Padre! Estoy tan acostumbrada que ni siquiera me doy cuenta de ello –respondió la señora.
Ante ello, el confesor se dio cuenta de que la cosa era ya demasiado seria; después de pensarlo vio oportuno ponerle una penitencia grave:
– Hija mía –continuó– vuestra falta es grande, pero la misericordia de Dios es todavía más grande. Ahora quiero haceros tocar con la mano todo el mal que habéis hecho. Debéis hacer esto que os digo: irás al mercado y comprarás una gallina muerta con todas sus plumas.
– Padre –interrumpió la penitente– ¿qué tiene que ver la gallina con la penitencia que me dais?
– ¡Cállate, que todavía no he terminado! Luego, con la gallina en la mano, daréis unas cuantas vueltas por el centro de la ciudad y, poco a poco, la irás desplumando hasta llegar hasta aquí.
La penitente obedeció en todo a las prescripciones del confesor y después de cumplir el mandato, regresó hasta él.
– Ahora –le dijo el santo– te pido que vayas por el mismo camino por el que viniste y recojas una por una las plumas que tiraste.
– ¡Pero Padre, eso es imposible! ¿Quién sabe dónde estarán todas esas plumas, con el viento que había?
– Es verdad –dijo el santo-. Es lo mismo que tú has hecho con el pecado de murmuración. Hablar mal del prójimo es como echar plumas al viento: una vez arrojada la fama, es difícil recuperarla.
Era la murmuración tan delicada para San Felipe Neri que cuando oía narrar alguna falta grave respecto de alguien, sea laico o sacerdote, en vez de escandalizarse, decía:
– ¡Señor: pon tus manos sobre mí; de lo contrario yo haré cosas mucho peores que éstas! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario