Himno de Laudes
Dador de luz espléndido, a cuya luz serena,
Pasada ya la noche, el día se despliega.
Mensajero de luz que de luz centellea,
no es del alba el lucero: eres tú, Luz de veras,
más brillante que el sol, todo luz y pureza;
enciende nuestro pecho, alumbra el alma nuestra.
Ven, Autor de la vida, prez de la luz paterna,
sin cuya gracia el cuerpo se sobresalta y tiembla.
A Cristo, rey piadoso, y al Padre gloria eterna,
y por todos los siglos al Espíritu sea. Amén
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