Tú
conoces mi corazón rácano, Jesús.
Tú
sabes cómo funciona mi memoria,
y
la cuenta que lleva de los fallos que le hacen...
Límpiame
de todo recuerdo de aquello que me hicieron.
Regálame,
Señor, una memoria sana.
Ayúdame
a olvidar y no permitas
que
mi rencor me deje llevar cuenta de nada.
Líbrame,
Tú, de la vanidad exigente,
que
me hace regañarme y no aceptarme.
Susúrrame
que los fallos son oportunidades para crecer.
Me
exijo, y exijo demasiado a los demás.
Dame,
Señor, un corazón tolerante para mí y para los otros.
Enséñame
a perdonar a tu manera: sin fin.
Jesús,
pongo ante Ti los nombres
de
todos aquellos que me hicieron algún daño.
Quiero
perdonarlos contigo,
y
quedarme con el corazón limpio de memorias dolientes.
Señor,
vacía mi mente de todos los rencores,
que
no me quede ni un detalle de dolor,
que
acepte todo lo que me dolió como parte de mi historia,
como
semilla de lo que hoy soy,
de
lo que Tú y la vida habéis hecho conmigo.
Me
perdono contigo por mis fallos, mis desaciertos,
mis
prisas, mis malos humores, mi falta de risa.
Siento,
Señor, que eres perdón y que me envuelves.
No hay comentarios:
Publicar un comentario