viernes, 2 de febrero de 2018

La anciana y las semillas

Un hombre cogía cada día el autobús para ir al trabajo. En la siguiente parada, una anciana subía al autobús y se sentaba al lado de la ventana. La anciana abría una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando algo por la ventana.
Siempre hacía lo mismo y un día, intrigado, el hombre le preguntó que era lo que tiraba por la ventana.
- ¡Son semillas! -le dijo la anciana.
- ¿Semillas? ¿Semillas de qué?
- De flores. Es que miro afuera y lo veo todo tan vacío... Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino. ¿Verdad que sería bonito?
- Pero las semillas caen encima del asfalto, las aplastan los coches, se las comen los pájaros... ¿Cree que sus semillas germinarán al lado del camino? -le volvió a preguntar.
- Seguro que sí. Aunque algunas se pierdan, otras acabarán en la cuneta y, con el tiempo, brotarán.
- Pero... tardarán en crecer. Necesitan agua...
- Yo hago lo que puedo hacer. ¡Ya vendrán los días de lluvia!
La anciana siguió con su trabajo... Y el hombre bajó del autobús para ir a trabajar, pensando que la anciana había perdido un poco la cabeza.
Unos meses después... Yendo al trabajo, delante del hombre estaban sentados una mamá con su hija pequeña que iba hablando sin parar. De pronto, la niña dijo a su madre:
- Mira, mama, mira cuántas flores y qué bonitas.
El hombre, al mirar por la ventana, vio todo el camino lleno de flores... ¡Todo lo que veía era un colorido y florido paisaje! Se acordó de la anciana, pero hacía dias que no la había visto. Se acercó al conductor y le preguntó:
- ¿La anciana de las semillas?
- Pues hace un mes que murió, respondió el conductor.
El hombre volvió a su asiento y siguió mirando el paisaje.
Las flores han brotado, se dijo, pero... ¿de que le ha servido su trabajo? No ha podido ver su obra.
De repente, volvió a oir la risa de la niña pequeña que señalaba entusiasmada las flores...
- ¡Mira mamá! ¡Mira cuantas flores!...

¿Verdad que no hace falta explicar el sentido de esta historia?
La anciana había hecho su trabajo y dejó su herencia a todos los que la pudieran recibir, a todos los que pudieran contemplarla y ser más felices.
Dicen que aquel hombre, desde aquel día, hace el viaje de casa al trabajo con una bolsa de semillas qué...
Esta historieta está dedicado a todos aquellos catequistas, educadores,  que, hoy, más que nunca, no pueden ver como crecen las semillas plantadas, las esperanzas sembradas en el corazón de los niños y adolescentes que llenan sus clases.
Y como los padres y madres son, o deberían ser, los grandes educadores, también está dedicado a ellos. Porque... "EDUCAR ES ENSEÑAR CAMINO"

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