domingo, 21 de octubre de 2018

El cambio comienza por uno mismo

Un sufí, de nombre Bayazid, rogaba a Dios todos los días fervorosamente:
- “Señor dame fuerzas para cambiar el mundo”.
A medida que fui haciéndome adulto caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma. Cambié mi oración y comencé a decir:
- “Señor dame la gracia de transformar a cuántos entren en contacto conmigo, aunque solo sea familiares y amigos”. Con eso me doy por satisfecho.
Ahora que soy un viejo y tengo los días contados he empezado a comprender lo estúpido que he sido. Mi única oración es la siguiente:
- “Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo”.
Si yo hubiera orado así desde el principio, no habría malgastado mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario