domingo, 7 de febrero de 2021

El ladrillazo

Un joven y triunfador ejecutivo pasaba a toda velocidad en su Jaguar último modelo sin ningún tipo de precaución. De repente, sintió un fuerte golpe en la puerta; se detuvo, y al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, la carrocería y el cristal de la puerta de su lujoso coche. Subió al coche y continuó su camino; pero lleno de ira dio un brusco giro y regresó a toda velocidad al lugar donde vio salir el ladrillo que acababa de dañar su lujoso coche.
Salió del coche y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia el coche, le gritó:
- ¿Qué rayos has hecho? ¿Quién eres tú? ¿Has visto mi coche? -y, enfurecido, continuó gritando al chiquillo-. ¡Es un coche nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro! ¿Por qué hiciste eso?
– Por favor, señor; por favor. ¡Lo siento mucho! ¡No sé que hacer! -suplico el chiquillo-. Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía…
Las lágrimas rodaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia donde estaba el coche parado.
– Es mi hermano -le dijo-. Su silla de ruedas tropezó con ese ladrillo y se cayó al suelo… Y no puedo levantarlo -sollozando el chiquillo le preguntó al ejecutivo-: ¿Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla? Tiene magulladuras y pesa mucho para mí solito… Soy muy pequeño.
Impresionado por las palabras del chiquillo, al ejecutivo se le hizo un nudo en la garganta. Emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó nuevamente en su silla; además, sacó su pañuelo de seda para limpiarle las heridas del hermano de aquel chiquillo tan especial.
Después de comprobar que se encontraba bien, miró al chiquillo, y este le dio las gracias con una sonrisa indescriptible…
– Muchas gracias, señor -le dijo
El hombre vio cómo se alejaba el chiquillo empujando con mucho trabajo la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.
El ejecutivo aún no ha reparado la puerta del coche, manteniendo el golpe que le hizo el ladrillazo, para recordarle el no ir por la vida tan deprisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.

No hay comentarios:

Publicar un comentario