miércoles, 30 de agosto de 2023

Volar juntos

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que, una vez fueron a visitar al viejo brujo de la tribu, una pareja de jóvenes enamorados capaces de todo por su amor.
Toro Bravo, el más valiente y honorable guerrero, y Nube Alta la hija del cacique y la más hermosa de la tribu. Ambos, tomados de la mano, se presentaron ante el viejo y empezaron a hablar.
– Nos amamos -dijo Toro Bravo.
– ¡Nos vamos a casar! -continuó Nube Alta-. Pero tenemos miedo. Queremos un hechizo, un talismán, ¡algo! que nos garantice que estaremos juntos toda la vida.
– Por favor -repitieron ambos- ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los vio tan enamorados, pero a la vez tan desesperados, que se tomó su tiempo para responder.
– Hay algo... pero no sé... es una tarea muy difícil.
– ¡No importa! -dijeron los dos-. Haremos Lo que sea -añadió Toro Bravo.
- Bien. -dijo el brujo- Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos cazarás el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, lo traerás aquí vivo el tercer día después de la luna llena. ¿Has comprendido?
Nube Alta asintió en silencio.
– Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, solamente con tus manos y una red, la atraparas sin herirla y la traerás ante mí viva, el mismo día que Nube Alta... ¡Salid ahora mismo!
Los jóvenes se miraron nerviosos, pero seguros de poder lograrlo. Y corrieron a cumplir su misión cada uno por su lado. Ella hacia el norte, él hacia el sur.
Al tercer día, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes heridos y magullados, esperaban con las redes que contenían sus respectivas aves.
– Sacadlas con cuidado- dijo el Viejo.
Eran verdaderamente hermosas, sin duda lo mejor de su estirpe.
– ¿Volaban alto? -preguntó el brujo.
– Sí, sin duda, como tú nos lo pediste... -dijo Toro Bravo. ¿Y ahora? ¿los matamos y bebemos los dos de su sangre?...
– ¡Noooo! -dijo el viejo-.
– Entonces… ¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne? - propuso Nube Alta.
– ¡Nooooo! -claro que no-. Haréis lo que os digo: Tomad las aves y atadlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayáis anudado, soltadlas y que vuelen libres.
Cuando El águila y el halcón intentaron volar por su cuenta solo consiguieron revolcarse en el suelo. Incapaces de volar, las aves empezaron a picotearse entre sí hasta herirse.
– ¡Jamás olvidéis lo que acabáis de ver! ¡No os daré ningún hechizo! Vosotros sois como un águila y un halcón; si os atáis el uno al otro, aunque lo hagáis por amor, no solo viviréis arrastrándoos, sino que además, tarde o temprano, empezaréis a lastimaros uno al otro. Si quereis que el amor entre vosotros perdure... ¡Volad junto, pero jamás atados!

Recuerda: El amor no es posesivo, sino que da libertad. Nunca por encima de ti, nunca por debajo de ti, siempre a tu lado.

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