martes, 17 de octubre de 2023

Un preso singular

Era un hombre que había sido encarcelado. A través de un ventanuco enrejado que había en su celda le gustaba mirar al exterior. Todos los días se asomaba al ventanuco, y, cada vez que veía pasar a alguien al otro lado de las rejas, estallaba en sonoras e irrefrenables carcajadas. El guardián estaba realmente sorprendido. Un día ya no pudo por menos que preguntar al preso:
-- Oye, hombre, ¿a qué vienen todas esas risotadas día tras día?
-- ¿Cómo que de qué me río?, contestó el preso, ¡Pero no te das cuenta! Me río de todos esos que hay ahí. ¿No ves que están presos detrás de estas rejas?

Moraleja: Por falta de visión, no sólo estás en cautiverio, sino que ni siquiera llegas a darte cuenta de que lo estás.

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