- Yo lo conseguiré dijo el hacha. Golpeó con su filo la barra una y otra vez pero lo único que consiguió fue perder su afilada punta.
- Déjame a mí dijo la sierra, que se ensañó con el hierro hasta que exhausta y sin dientes, se dio por vencida.
- Sabía que no lo conseguirías. Yo te enseñaré como hacerlo dijo el martillo a la sierra. Pero al primer golpe perdió la cabeza, sin abollar ni un poquito la barra de hierro.
- ¿Lo intento yo ahora? preguntó tímidamente la pequeña llama.
- Olvídalo le respondieron todos, nunca lo conseguirás ¿Que puede hacer tu insignificante lumbre?
A continuación, la pequeña llama se acercó hasta la barra de hierro, la abrazó y no la soltó hasta derretirla.
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