martes, 29 de agosto de 2017

La taza vacía

Cuenta una vieja leyenda que un famoso samurái fue de visita a la casa de un maestro zen. Al llegar se presentó ante él. Durante un buen rato el guerrero le contó todos los títulos y aprendizajes que había obtenido durante años de grandes sacrificios y largos estudios.
Después de tan formal presentación, le explicó que había ido a verlo para que le enseñara los secretos del conocimiento zen.
El maestro le miró y, por toda respuesta, se limitó a invitarle a sentarse y ofrecerle una taza de té.
El maestro zen comenzó a ponerle el té en la taza al samurái. Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vertió el té en la taza del guerrero, y continuó vertiendo té aún después de que la taza estuviese llena.
Consternado, el samurái advirtió al maestro que la taza ya estaba llena, y que el té se escurría por la mesa.
El maestro le respondió con tranquilidad:
- Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿Cómo podría usted aprender algo?
Ante la expresión incrédula del guerrero, el maestro enfatizó:
- A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada.
Desde ese día, el samurái se convirtió en un humilde discípulo del maestro, y con los años llegó a ser un famoso maestro zen.

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