Cuando nacía
un niño en una familia india recibía un regalo especial. El padre hacía una
pequeña bolsa de cuero, era la bolsa de las medicinas del hijo.
La madre metía
en la bolsa dos cosas y el padre otras dos. Y se la entregaban al hijo que la
guardaba en un lugar especial. Cuando moría, la bolsa de las medicinas también
se enterraba con él.
Cuando tenían
capacidad de comprender, los padres le decían lo que había en la bolsa.
La madre
siempre ponía un poco de tierra y un trozo de cordón umbilical para recordar a
sus hijos que venían de la tierra y de una familia y que nadie se hace a si
mismo.
El padre ponía
una pluma de ave que había quemado un poco y la mezclaba con las dos cosas de
la madre.
La pluma de
pájaro simboliza el vuelo y que cada uno tiene que encontrar su lugar en el
mundo.
Ninguno sabía
nunca la segunda cosa que el padre había puesto. Los hijos intentan adivinarlo
pero nunca se les decía qué era.
Representa el
misterio de la vida. Y el centro de todos los misterios es Dios.
Hermoso
regalo, símbolo que da que pensar y nos vincula a una tierra, a una familia y a
Dios.
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