viernes, 29 de noviembre de 2019

Alfarero del hombre

Alfarero del hombre, mano trabajadora que, de los hondos limos iniciales,
convocas a los pájaros a la primera aurora, al pasto, los primeros animales.
De mañana te busco, hecho de luz concreta, de espacio puro y tierra amanecida.
De mañana te encuentro, Vigor, Origen, Meta de los sonoros ríos de la vida.
El árbol toma cuerpo, y el agua melodía, tus manos son recientes en la rosa;
se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y estás de corazón en cada cosa.
No hay brisa, si no alientas, monte, si nos estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte.
Todo es presencia y gracia.
Vivir es ese encuentro: Tú, por la luz; el hombre, por la muerte.
¡Que se acabe el pecado!
¡Mira que es desdecirte dejar tanta hermosura en tanta guerra!
Que el hombre no te obligue, Señor,
a arrepentirte de haberle dado un día las llaves de la tierra

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