lunes, 31 de octubre de 2022

La peor mamá del mundo mi madre

Dos viejos amigos se encontraron una tarde en el parque con sus hijos y se pusieron a hablar sobre la educación que ellos recibieron cuando eran niños.
- Recuerdo, empezó a decir uno, que yo tuve a la madre más malvada de todas... Mientras otros niños comían dulces, nosotros teníamos que comer cereales, huevos y leche; además, mi mamá tenía que saber dónde estábamos a todas horas y quiénes eran nuestros amigos. Éramos como prisioneros..., -continuó mientras su amigo escuchaba atento-. Aunque a mis hermanos y a mí nos avergonzaba reconocerlo, aunque éramos menores nos obligaba a lavar los platos, tender la ropa, barrer, tirar la basura... Nos amenazaba diciéndonos que teníamos que decir siempre la verdad; es más, creo que cuando éramos adolescentes, podía leer nuestra mente.
Mientras mis amigos salían desde los 12 o los 13 años, nosotros tuvimos que esperar a tener 16, y siempre con su permiso; ella siempre tenía que saber dónde y con quién estaríamos, explicaba el joven a su amigo.
El otro amigo se quedó unos segundos en silencio y dijo:
- Así es, a mí me ocurrió lo mismo. Por su culpa nos perdimos muchas experiencias: a ninguno nos pillaron robando algo en un supermercado o estropeando la propiedad ajena, ni siquiera nos multaron por exceso de velocidad. Tuvimos una buena educación, que nos permitió un buen sustento...
Pero, mira, ahora somos adultos honestos y responsables e intentamos ser tan malos con nuestros hijos como nuestra mamá lo fue con nosotros.
No sé vosotros, pero yo también me esfuerzo por ser ¡la peor mamá o el peor papá del mundo!

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