sábado, 5 de noviembre de 2022

Kafka y la muñeca viajera

A los 40 años Franz Kafka (1883-1924) que nunca se casó ni tuvo hijos, paseaba por el parque de Berlín cuando conoció a una niña que lloraba porque había perdido su muñeca favorita. Ella y Kafka buscaron la muñeca sin éxito. Kafka le dijo que volviera al día siguiente para seguir buscándola.
Al día siguiente, cuando todavía no habían encontrado la muñeca, Kafka le dio a la niña una carta "escrita" por la muñeca que decía: "Por favor no llores. Me fui de viaje para ver el mundo, te escribiré contándote mis aventuras."
Así comenzó una historia que continúa hasta el final de la vida de Kafka. En sus encuentros, Kafka le leía las cartas de su muñeca cuidadosamente escritas con aventuras y conversaciones que a la niña le encantaban.
Finalmente, Kafka le trajo la muñeca (compró una) que había vuelto a Berlín.
"No se parece en absoluto a mi muñeca", dijo la niña.
Kafka le pidió que mirara bien la caja de la muñeca y encontró otra carta en la que la muñeca escribía: "Mis viajes me cambiaron"
La niña besó a la nueva muñeca y se la llevó feliz a casa.
Un año después, Kafka murió.
Varios años después, la niña adulta encontró una carta metida en la muñeca. En ella, firmada por Kafka decía: "Todo lo que amas probablemente se perderá, pero al final el amor volverá de otra manera".

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