lunes, 12 de febrero de 2024

El sanador

              José María Rodríguez Olaizola, sj

Andábamos sedientos, agitados por batallas
de esas que te gastan por dentro
Éramos los tibios, los desalmados, los insensibles.
Llevábamos puñales en los pliegues de la vida,
para conquistar, por la fuerza, cada parcela de nuestra historia.
Conjugábamos la queja con la insidia,
sospechando unos de otros.
Ocultábamos las heridas para no mostrar debilidad.
Alguien, un día, habló de ti.
Prometías paz, sanación, encuentro.
La promesa despertó anhelos.
Queríamos creerlo. Salimos a buscarte.
Al encontrarte deshiciste los nudos que nos retorcían.
Destapaste las trampas
Sembraste optimismo, gratitud, misericordia.
Y ahora somos nosotros los portadores de un fuego
que ha de encender otros fuegos,
para iluminar, el mundo con tu evangelio.

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