sábado, 28 de abril de 2018

Salmo del corazón 2

Yo busco la verdad y sólo encuentro verdades.
Busco el amor, y sólo en migajas lo encuentro.
Busco la belleza y se hace noche en el camino
Busco la libertad y me siento prisionero.
Busco el bien, y el mal se me hace uña a la carne
y me duele vivir en este duelo.
No quiero más verdades, que busco la Verdad
que ilumine mi vida y le dé un Proyecto.
No quiero más amores, que el Amor que busco
es Amor de manantial con vida sin término.
No quiero más bellezas, que Belleza
es sólo aquella que no muere con el tiempo.
No quiero más libertades, que ser libres
es vivir en el interior del corazón que has hecho.
Tú, Señor del alba, mi Bien, mi creación nueva,
donde juntos soñaremos en silencio.
No quiero un corazón de piedra, duro y podrido,
que golpee a cada paso y sepa a estiércol;
un corazón de piedra que muera solo
entre las ruinas perdidas de un destierro.
No quiero un corazón de piedra que viva frío entre los hielos.
Quiero un corazón que sea humano, hecho de carne,
como el tuyo nacido de la mujer y el silencio,
que es pureza virginal y es Espíritu,
hecho hombre para perder el corazón sin dueño.
Dame un corazón, Señor Jesús, manso y humilde,
donde haya espacio para el que llegue corriendo,
que mis manos enjugarán las gotas de sudor
y refrescarán el cansancio y acompañarán el sueño.
Dame un corazón que sueñe mundos sin conquistar,
que viva la utopía del hombre nuevo.
Dame un corazón que sea feliz conmigo mismo,
que aprenda a quererse para querer sin ruegos.
Dame un corazón que sepa perdonarse siempre,
para comprender y perdonar primero.
Dame un corazón orante como el tuyo que se abra al Padre,
que es Padre nuestro.

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