martes, 24 de septiembre de 2019

Juzgar antes de tiempo


En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en una heladería y se sentó en una mesa. La camarera puso un vaso de agua frente a él.
-"¿Cuanto cuesta un helado de chocolate con almendras?", preguntó el niño.
-"Cincuenta céntimos", respondió la camarera.
El niño sacó la mano del bolsillo y miró el dinero que llevaba.
-"¿Cuánto cuesta el helado de chocolate solo?", volvió a preguntar.
Algunas personas estaban esperando para sentarse y la camarera ya estaba un poco impaciente.
-"Treinta y cinco céntimos", dijo ella bruscamente.
El niño volvió a contar las monedas.
-"Quiero el helado solo", dijo el niño.
La camarera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se fue a seguir con su trabajo. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue.
Cuando la camarera volvió a limpiar la mesa le costó creer lo que estaba viendo. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco céntimos..., su propina.
Jamás juzgues a alguien antes de tiempo.

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